viernes, 27 de febrero de 2009

Biblioteca Popular "Espinosa Borges": 40 años de vital importancia

El 1 de febrero de 1968 el Pueblo Agraciada vivió uno de los hechos más envidiables y felices que cualquier pequeña comunidad pueda llegar a vivir.

En Soriano, uno grupo de personas fueron testigos y se convirtieron en parte de nuestra historia al estar al lado del Sr. Espinosa Borges quien es honrado al dejar su nombre en uno de sus principales objetos de estudio y preocupación: la biblioteca popular.

Es así que, 40 años después, somos nosotros honrados a participar del aniversario de esta casa de lectura, de encuentro, de crecimiento, de una comunidad conciente y preocupada por mantener y crecer en la cultura.

Pueblo Agraciada es una pequeña localidad de no más de 500 personas, todos dedicados a la vida de campo y poducción. La biblioteca atenta a las necesidades de su comunidad, contiene en ella casi todo, su acervo es envidiable y su personal, con fuerte arraigo a la biblioteca y a la zona, atiende a diario, incluso acercando a los pobladores más alejados, aquellos libros que necesitan para recrearse o estudiar.

La zona no se caracteriza por ser humilde y eso hace más interesante el lugar ya que, pudiendo la gente comprarse sus propios libros, prefiere ir al encuentro del otro, en un lugar que hace historia.

Para nosotros, acostumbrados a recorrer y ver, a veces algunas bibliotecas nos dejan pensando, esta en particular me deja la sensación de que, y como dicen por ahí que las computadoras suplirán los estantes, no ha llegado la razón para dejar de ir a una biblioteca, de recorrer los anaqueles, de mirar tapas y lomos, de preguntar y pedir una recomendación, de integrar círculos de lectores y discutir e intercambiar.

He demorado mucho en editar esta entrada, no me ha sido fácil procesar el cúmulo de sensaciones, porque a veces entender una biblioteca pobre en un entorno pobre es fácil, pero entender la existencia y permanencia de esta me da más fuerzas que las otras para continuar, por una sencilla razón, la letra sobre el papel no es un montón de información o historias y cuentos, es lo que sentimos cuando nos regocijamos al tener tal o cual libro: sentimientos.

Creo que, estoy segura, un día los planteamientos en cuanto a las bibliotecas y su vigencia, pasarán más por los sentimientos que por las razones, porque estamos tan pendientes de estar al día en la vida, y eso se llama tecnología, rapidez, eficacia, hoy, ya y ahora, que por su propio peso caerá la necesidad de volver a lo real, lo verdadero, lo necesario, el amor por la lectura y los libros, que sean prestados y que sean de la biblioteca popular de nuestro barrio

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