miércoles, 27 de junio de 2007

Bibliotecas de cárceles en el Uruguay: un lento camino

Uno de los trabajos encomendados a esta coordinación de bibliotecas populares es el trabajo carcelario, para ello y cumpliendo con lo pactado en el convenio entre el Ministerio del Interior, el Ministerio de Educación y Cultura y la Anep es que estamos llevando adelante un trabajo muy lento pero claramente seguro de la bibliteca en la cárcel.
Cierto que un trabajo de tal magnitud será imposible visualizar si solo somos tres o cuatro personas para todo el país, en ese sentido recordé la reflexión final que sobre mi proyecto de grado escribí y que hoy quiero compartir con ustedes:
Textual de "Libertades con olor a papel y tinta: proyecto de creación de la biblioteca de cárcel de mujeres de Montevideo"
más en http://www.bibliotecayprision.blogspot.com/


"Probablemente luego de haber leído este Proyecto que, más que eso es una verdadera experiencia de vida que nació para ser compartida, muchas emociones habrán sido volcadas en un intento a veces pobre, intentando empero, sostenerlas sobre el renglón.
A cinco años de aquel día en que pasé por primera vez a través de la puerta de una cárcel, hoy entrar y salir a cualquiera de los diferentes sectores, hablar con cualquiera de los reclusos o reclusas, intercambiar ideas con los funcionarios y directores, ha hecho que esta experiencia se haga costumbre y necesidad.
Hoy, luego de buscar incesantemente la manera de introducir a nuestro profesional dentro del sistema carcelario estar es un derecho, estar es una necesidad, estar es lo único que nos hace visibles y necesarios.
Luego de haber derramado chorros de tinta en discursos a veces lejanos, luego de haber agotado la capacidad verborrágica del verbo en congresos, foros, encuentros y hasta en clases curriculares se asistió, hasta ayer, al vacío, a la teoría que complace conciencias, que engrandece a escribidores y que da letra a los que gustan de escucharse en público de las necesidades del hermano, del compatriota, del desterrado, de aquel que, por acción u omisión del resto de sus congéneres ha caído en desgracia arrastrando con él a alguna infortunada víctima.
La cárcel, monstruo construído a imagen y semejanza de la sociedad que le da la espalda.
La cárcel, inexplorable montón de bloques sellados con lágrimas y sangre de aquellos que pudieron ser nuestros propios hermanos, nuestros propios hijos.
La cárcel, inexpugnable lugar que si no estamos dentro de ella es por el mismo accidente del destino en que están ellos dentro.
La cárcel, huérfana de quienes quieran decir es nuestra, de quienes quieran decir me hago cargo, de quienes quieran decir la mantengo.
La cárcel, idea de oscuro, de vacío, de soledad, de dolor, de frustración, de no futuro, de no vida, de no hoy.
Falsa idea transmitida por la discriminación, por los medios, por los políticos, por aquellos que tiran la primera piedra porque delinquir de camisa y corbata se llama viveza y no se condena.
Porque la Selectividad del Orden Social condena al pobre, al analfabeto, al cantegrilero, al morocho, al de rasgos toscos, al mal hablado, al que vive en la zona norte, al hijo del vecino.
Allí donde tu no quieres ir a trabajar porque aún no hay sueldo para este puesto, allí donde crees que no hay recuperación, que no vale la pena, que gastás “pólvora en chimangos”.
Allí, pregunta por mi.
Te dirán “la bibliotecóloga”, porque allí ya tengo título, porque allí, entre el 5 y el 1, al costado del calabozo frente al patio, allí, está Mi Biblioteca.
Mi Biblioteca, Nuestra Biblioteca, la de ellas mis usuarias, la de ellas, las funcionarias, la de ellos, los guardias.
La Biblioteca de la Cárcel.
¿Cómo crees tu que es?, ¿cómo te la imaginas?, ¿qué crees que encontrarás en ella?, ¿qué crees que hacemos allí?.
Y yo te digo: es hermosa y no puedes imaginarla porque es sencilla, solo hay 700 libros, pero allí encontrarás todas las historias, todos los saberes, todo el misterio, todos los viajes, todas las vidas, Dios, no dios...
Mi Biblioteca, la biblioteca de la cárcel, allí encontrarás todas las conversaciones, todas las inquietudes, todas las dudas, todas las respuestas, todos los llantos, todas las risas, los amores, los desamores, las creencias, las ganas.
Siempre el mate pronto, a veces una torta de chocolate, a veces una pizza. Cuando llego, ellas están ahí, esperando, las unas con un libro para devolver, las otras con una historia que contar, algunas queriendo que les recomiende algo, la mayoría esperan ver una vez más, a esta loca, atrevida y terca bibliotecaria que entra siempre diciendo hola! hola! desde el guardia de la vereda hasta la última de las sancionadas.
Una espera chupetines que le calme la ansiedad de fumar y otra pregunta ¿me averiguaste eso?, y cuando el candado se habre con la llave número 12, esa la del llaverito verde, entramos, sì, entramos en plural como si allí dentro regalaran dulces, pero esos dulces tienen olor a papel y pared húmeda, y aunque con luz artificial y poca ventilación, cuando entro siento que llegué a casa.Tal vez, cuando esto se traspole a otras cárceles con sus otras bibliotecas y se pague un sueldo para hacer esto tu quieras ir, te entiendo, no es fácil trabajar así, y aunque romántico y desafiante no todos pueden hacerlo, pero no importa, yo te estaré esperando para enseñarte lo que aprendí, y te espero con ansias para compartir esto porque, tienes que saberlo, te necesitamos en esta tarea de humildes pescadores de libertades encerradas en papel y tinta."

No hay comentarios: